Una mañana los padres de María y Rodrigo vieron que se habían ido muchas abejas y cinco vacas. Los niños se fueron a buscarles al bosque sin pedir permiso a sus padres, menos mal que su perro les acompañaba porque se les hizo de noche y si no fuera por el perro no hubiesen sabido volver. Cuando llegaron a casa su padre había encontrado a las vacas y, las abejas estaban de nuevo en la colmena. |
Al volver del colegio Rodrigo y María ayudaban a sus padres a coger huevos y a poner la comida y el agua para los animales. Cuando llegaron a las conejeras había ocho conejitos pequeños. — ¡Papá corre que han nacido ocho conejitos!- decían los niños. Eran blancos como la nieve, excepto uno que era negro como el carbón. |
Siguiendo con su tarea llegaron al redil donde estaban las ovejas con sus corderitos, a uno le alimentaban con biberón. Y, precisamente éste había desaparecido. Los niños asustados fueron a dar la noticia a sus padres. Los papás al ver a sus hijos tan asustados les dijeron: — No os preocupéis- luego iremos a buscarle. Al atardecer salieron en busca de él. Según pasaban las horas vieron que era inútil, entonces decidieron regresar a casa. El pequeño se extravió y gritó: — ¡Papá, un lobo! De repente de una cueva salió una manada de lobos y les rodearon y mordieron un brazo a Juan. Rodrigo, María y Celia, cogieron a Juan y fueron a casa y los lobos les perseguían. Pero, Celia cerró la puerta y entonces… |
La manada de lobos seguían aullando, querían romper la puerta. Cuando se tranquilizaron volvieron a su cueva. Celia, la madre, curó a Juan, el cual le dio las gracias por haberle curado. Más tarde los cuatro, Celia, Juan, Rodrigo y María montaron a caballo y se fueron a buscar a los lobos para cazarlos para que no volvieran a la granja a comerse a los corderos y a las gallinas. Anduvieron mucho en el monte y no pudieron encontrar a los lobos y se volvieron a la granja sin nada. Y Rodrigo se fue a la cama y soñó que estaba en la selva y se encontraba con un león y gritó todo asustado. Su hermano le despertó y le dijo: — No tengas miedo, todo ha sido un sueño. Tómate este vaso de leche de nuestra vaca y se te pasará. |
María y Rodrigo regresaron juntos a la casa con el pequeño corderito que había desaparecido. Sus padres al verlos volver se pusieron tan contentos que decidieron celebrarlo todos juntos con una gran fiesta en la granja. Al día siguiente, Celia preparó la comida, mientras el resto de la familia adornaba la granja y limpiaba a los animales para la ocasión, ya que cada uno de ellos tendría su comida preferida y… algún que otro regalo. Todos estaban entusiasmados con la fiesta, pues hacía mucho tiempo que no se reunían la familia y amigos. |
A las siete empezaron a llegar todos los invitados, entre ellos dos buenos amigos de María y Rodrigo, se llamaban Marta y Pablo y traían un regalo para el corderito, se trataba de un collar de cascabeles para que el corderito no se volviera a perder. Se lo pusieron y el corderito saltó de alegría, paseaban por el campo y de repente desapareció y se dieron un gran susto ¡Se había escondido! Lo encontraron, se pusieron a bailar, a cantar y a jugar, sus padres le dieron una sorpresa al llegar a casa. — ¡Muchas gracias, papá y mamá! - Es una sorpresa muy agradable — Papá ¡mira que le han regalado al corderito, un cascabel! |
Allí, vieron elefantes, leones, serpientes, trapecistas,...lo que más les gustó fueron los payasos que hacían tonterías con el agua, lo que no les gustó fueron los dromedarios. Cuando acabaron las actuaciones fueron a ver a los animales. Estaban impresionados por la gran diferencia con los animales de la granja y los de la selva. En el coche fueron contando cosas que habían visto en el circo, al llegar a casa cenaron y se acostaron. Al día siguiente se fueron al colegio y al volver se encontraron con un nuevo animal, era una tortuga y se pusieron muy contentos. y así termina esta historia con muchas alegrias los niños y sus padres felices en su granja con sus animales. |
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